El fuego de tus ojos yace extinto luego que mi aliento se marcase al decir esas frágiles palabras, tímidas, pero seguras de que no mienten. Lamentablemente no mienten, mujer, porque daño me hace recordar tus ojos de caramelo tostado, brillantes y opacos. A mí, serenos, y a ti, húmedos en lagrimas inciertas.
3 comentarios:
Espero que ese daño que causó esa muchacha se apague pronto.
Las sonrisas son más buena onda digo yo.
Dibújame un Arcoíris
El daño me lo hice yo, y le hice daño a ella también, aunque también duele lo de ella; somo dos entes dañinas el uno para el otro.
Bellísmo... :)
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