Y de esa hermosa presencia se escuchaban bonitas palabras. Sacadas a la luz gracias a esa persona que alguna vez dijo que me amaba... Se podía ver al 'Pâtissier' haciendo su trabajo y al hombre imaginario estar ausente. El gato movía la cola y el niño mostrabase indiferente. Se escuchó una voz bastante varonil, la cual mi cuerpo se dignó a escuchar. No decía más que tonterías a las que un grupo de hombres rendía culto.
Salgo al patio, miro al gato y el perro ladraba a aqueste. El gato hacía nada. El perro lloraba y yo cantaba..., y ella, y las alondras.
Luis de la Maza (Laulieth)
Domingo, 5 de Julio. 2009
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