domingo, 29 de agosto de 2010

No tengo la claridad suficiente a mi merced para notar bien qué es lo que estoy haciendo mal. Tampoco sé por qué el animo que antes tenía para hacer incluso lo que no me gustaba ha desaparecido. ¿A quién más que a mí afecta este ínfimo cambio de emociones? Puedo sacar provecho de esto volviendo a ser yo mismo, pero eso es algo muy lejano que no se encuentra a mi disposición, puesto que ya no soy yo mismo, sino otro, pero ¿quién? ¿Le serviré a alguien siendo como soy ahora? y, ¿Cómo soy ahora? Que difícil es darse cuenta de todo eso que a uno le hace cambiar sin saber qué fue lo que cambió. Lo bueno, crece el misterio y la intriga, las cosas se tornan interesantes porque hay misterio para descubrir, pero la frustración por no hacerlo es peligrosa.